Conversamos con el escritor Rodrigo L. Ovejero sobre su último libro Spaghetti Zombie y otros relatos” pero también de los caminos de la literatura y de cómo hacerla gustar a los jóvenes, cada día más cautivos de la inmediata satisfacción de lo online.

Rodrigo Ovejero es abogado y en sus tiempos libres escribe, así, más o menos, describe él mismo lo que hace. Nos sentamos a conversar con él porque hace poco sacó un libro de cuentos nuevos que se llama “Spaguetti Zombie y otros relatos”, lo estuvo presentando en varios lugares y viene teniendo muy buena repercusión allí donde es leído. Nos encontramos muy apropiadamente en la Feria del Libro de La Rioja, pero este trasfondo fue puramente casual: él estaba en La Rioja por motivos personales ajenos a su libro y nosotros debíamos cubrir la apertura del evento. Encontrarnos allí era el término medio de ambas partes.

Como buen escritor, la lectura lo absorbió de chico y era una de esas almas valiosas que encontraban refugio entre las páginas de los libros, un mundo que les es vedado a tantísimas personas en la juventud. Según nos revela, fue su abuela paterna, directora de escuela y una mujer cultísima quien le fomentó el cariño por la lectura y eventualmente por la escritura. Aun así, decidió no seguir esa vocación y en vez de ello se rindió a los mandatos de la clase media que dicen que tenía que ser abogado y así fue. La Facultad y los primeros años de ejercicio lo alejaron de las historias que se acumulaban en su mente hasta que volvió a intentarlo hace ocho años.

Cuando cumplió 30 años comenzó a escribir y a recopilar historias, un proceso que de a poco decantó en “Chess master y otros relatos”, que editó por primera vez Noches Blancas allá por 2014. En ese libro, Rodrigo mostró por primera vez las características de su estilo: ligero, con un humor seco que no teme convertirse en negro y con aprecio por la cultura universal. Este libro es hoy leído en las escuelas de Catamarca y uno de sus relatos, “Agua”, se volvió un corto de la mano del director Sebastián Espinosa y la actriz María Pessacq. En esta nueva iteración de sus relatos cortos, Ovejero demuestra que el humor está intacto, mezclado entre la ciencia ficción, el realismo mágico y el terror, sus historias muchas veces comienzan como hechos simples, comunes de la vida cotidiana y encuentran la manera de inflarse hasta alcanzar proporciones insospechadas.

¿Te acordás que fue lo primero que empezaste a leer?

Rodrigo Ovejero: Lo primero que recuerdo que comencé a leer, fue la serie de libros “Elige tu propia aventura”, me divertían mucho. Cuando nosotros éramos chicos el tema de elegir cosas era una novedad, ahora los chicos con la computadora y los videojuegos eligen todo el tiempo ellos, entonces no es tan motivante como antes. Después comencé con los clásicos, Lovecraft, Robert Louis Stevenson, Stephen King, Cortázar, leía muy variado. Siempre ficción, muy poco ensayo. Siempre me intereso más el terror. La verdad es que me es difícil elegir un autor favorito, pero seguramente Lovecraft y King estarían entre ellos y tienen que ver con el terror.

Contame un poco de tu nuevo libro Spaghetti Zombie ¿De dónde viene?

RO: Antes de este saqué tres libros anteriores: uno llamado Serpentario, que es de cuando era más chico, una escritura bastante diferentes a lo que es ahora. Spaghetti Zombie tiene una mezcla de cuentos de todos los géneros que a mí me gustan, hay de ciencia ficción, comedia, de terror, hay también cuentos fantásticos, comedia dramática, es una mezcla que a mí me gusta porque es bastante variado el libro, como influencia podría mencionar a Fontanarrosa, Eduardo Sacheri o a Philip K. Dick.

Nos contabas que tus libros están orientados hacia un público joven ¿Cómo crees que está la literatura respecto a los jóvenes hoy en día?

RO: Creo que es más duro ahora que antes: hace poco (Hernán) Casciari decía que estuvo en una conferencia y le costó bastante mantener la atención porque el celular te la quita, eso cuando éramos chico no lo teníamos, teníamos más tiempo para leer, menos actividades que hacer, no era un entretenimiento inmediato como hoy.

¿El “on demand” del entretenimiento ha afectado a la literatura o ha escapado de este torbellino de exigencias?

RO: En el caso de Argentina creo que el problema no es el formato, aquí la literatura tiene un halo de intelectualidad permanente y entonces ciertos géneros son menospreciados, por eso la ciencia ficción o el terror son prácticamente inexistente acá. Parece que si se escribe estos géneros se escribe literatura menor.

¿Y dónde te parece que está el origen de eso?

RO: Me parece que se le da al escritor argentino una figura de intelectual y se lo aleja de la gente, Cortázar para mí es como el más descontracturado y de lectura más ágil, pero después la figura de escritor por excelencia en argentina es Borges y él era un intelectual que si vos no sos una persona con una gran cultura general es complicado comprenderlo.

Entonces si estos los problemas que tiene la literatura acá, ¿Cómo atraes hoy a los chicos a que se pongan a leer?

RO: Creo que por un lado hay políticas públicas que hay que rever; cuando era adolescente los libros que me hacían leer no eran muy atractivos como para que uno se iniciaría en la lectura, ¿por qué no hacerles leer Harry Potter que genera interés en los chicos? Si ahí les resulta divertido leer tal vez vayan a otra clase de libro. Y después queda una cuestión cultural, donde lamentablemente cada vez se hace más difícil generar interés en la literatura.

¿Pensás que tiene consecuencias el hecho que la gente no lea literatura?

RO: Tiene consecuencias y es que cada vez nos formemos menos. Creo que si generas una población más lectora, generas una población que entienda más de la realidad, que elija mejor y a la larga va a generar un beneficio de la sociedad en general, como se logra no lo sé. La formación siempre es buena en el individuo.

¿Qué le recomendarías a alguien que quisiera escribir?

RO: Leer mucho, creo que es muy importante trabajar, sentarse a escribir y no depender de la inspiración. Sentarte una hora diaria a escribir y después vez si escribís o no, pero sentate a escribir y no hagas otra cosa. Lo que veo en los escritores amateurs es muy poco esfuerzo. Entiendo que muchos no tienen el tiempo, pero no podes depender de la inspiración porque cada vez se va hacia textos más cortos.

Dicen que escribir es 30% escritura, 70% corrección ¿Cómo encaras esa etapa?

RO: es importante, la mayoría de los libros se escriben dos veces, mi novela la reescribí y quedo más profesional. No es tanto la corrección sino la reescritura, porque por ahí lo que escribiste está bien, pero por el afán de avanzar te apresuraste, creo que es más la reescritura que la corrección.

¿Cómo te haces el tiempo para escribir?

RO: Me cuestan las historias más largas, porque necesitan más tiempo de trabajar los textos, las tramas, los personajes. Los cuentos te dan la posibilidad de trabajar de manera fragmentada, en cambio las novelas requieren cierto nivel de continuidad para no perder el hilo. Lo trabajo básicamente como puedo, es difícil organizarse muchas veces.

¿Cómo sentís la literatura? ¿Cómo la definís como parte de tu vida?

RO: Como lector una fuente de placer siempre y como escritor tiene momentos de placer y de frustración y más siendo amateurs, el que dice que escribe y no le importa que nadie lo lea es mentira, porque siempre que uno deja algo sobre el papel es porque quiere que alguien lo lea y si no tiene una respuesta favorable es frustrante.