La quinta luna de la edición de Oro de la Fiesta del Poncho tuvo como principales protagonistas a numerosas expresiones artísticas locales, que demostraron su buen nivel y que generaron en el público la infaltable necesidad de cantar y bailar cada canción en los pasillos y manteniendo en alto el clima festivalero. También se sumó el exquisito violín de Néstor garnica y el carnaval que trajo la formación de los Diableros Jujeños.
Precisamente, los intérpretes y conjuntos catamarqueños fueron a lo largo de toda la noche del lunes 17 el plato fuerte, dejando en evidencia claramente la variedad y el sobresaliente nivel del folclore catucho. El chacarero Hugo Nanni tuvo una sobresaliente puesta en escena sobre el escenario mayor, esta vez reflejando canciones que forman parte de su última producción discográfica Aromas de Mi Tierra, en la que desplegó una zamba homónima de su autoría, demostrando su permanente vigencia en el contexto folclórico catamarqueño. Una propuesta similar realizó Alberto Harón, que plasmó en escena un espectáculo en el que repasó sus diez años en condición como solista y que fue bien recibida por el público. Canciones como Dos Minutos integraron un repertorio compacto que demostró la permanente evolución de un artista que se encuentra siempre vigente en el contexto de la música local.
Los Rieles sumaron su oficio y música para mantener en alto el clima festivalero de la noche, con temas en los cuales hicieron un repaso de su destacada carrera artística. Nando Ríos, Rodrigo Romero y Marcelo Heredia dejaron su selló en el Poncho de Oro. El conjunto Voces Para el Canto -liderado por Lorena y Natalia Santillán- presentó su última producción discográfica, en la cual renuevan su repertorio y demuestran su constante progreso en materia artística.
La quinta luna del Poncho también tuvo el debut sobre el escenario de una nueva formación folclórica: el Dúo Hansen-Segura, que fiel a un estilo y repertorio ligado a Los Chalchaleros, se adueñó del aplauso del público, confirmando que representan una propuesta para valorar en el contexto folclórico catucho. Matías Hansen y Marcelo Segura tuvieron su debut de fuego en el Poncho y lo superaron ampliamente, bajo con cálido aplauso del público.
Rodrigo Varela, Facundo Ortega y la siempre destacada oferta tanguera que propone Díaz de Tango -en manos de los hermanos Pablo y Noelia Díaz- aportaron lo suyo, al igual que el experimentando conjunto Embrujo y el Maestro Castellanos. El ballet Argentina y la delegación proveniente del departamento de El Alto sumaron brillo y color a la noche.
Las artesanas Rosa Vega y Lia Abarza fueron homenajeadas por la Secretaría de Turismo en reconocimiento a su constante trabajo artesanal.
Que la música andina es especial a los oídos no caben dudas, y si viene desde Jujuy mucho mejor. Por ello, el público catamarqueño pudo disfrutar del carnaval del altiplano que trajo la formación de Diableros Jujeños, que puso el clima del festival en lo más alto. Santiago Cucchiaro, Javier Pérez y José Luis López demostraron el porqué de su crecimiento artístico en la región y posibilitaron que el público sacara esas ganas de bailar y cantar, que se traslado hasta los pasillos del salón principal del Predio Ferial.
El cierre estuvo de la mano del experimentando violinista Néstor Garnica, que aportó el ritmo de chacarera que no tardó en adueñarse de la mayor fiesta folclórica de los catamarqueños. El santiagueño, que llegó casi sobre el cierre de la noche festivalera, con la fuerza de su violín no dejó ningún clásico de su repertorio para interpretar y además satisfechos a los fanáticos de la música bien santiagueña, colocando un broche especial a la noche del lunes de la edición de Oro de la Fiesta nacional e Internacional del Poncho.
Una torta compartida con el público
Promediando la noche, el popular vendedor de cubanitos de dulce de leche, Daniel Martínez, subió al escenario con una torta –la segunda que le regala a la Fiesta del Poncho- con la que invitó al público a celebrar los 50 años de la fiesta. La secretaria de Cultura, María Jimena Moreno y empleados de la Secretaría de Cultura que trabajan en la organización de la fiesta cantaron junto al público el feliz cumpleaños y luego se compartió la torta entre los asistentes al festival.